martes, 18 de diciembre de 2012

VOLVEMOS EL 2 DE FEBRERO DE 2013

El equipo de "Fragmentos de un pianista violento" desea un 2013 sin violencia de género, sin mujeres golpeadas, sin mujeres maltratadas, sin mujeres asesinadas...


Por una sociedad más justa, si ves o escuchás 
una situación de violencia: DENUNCIÁ. 
Que "no meterse" NO sea una opción. 
Si sufrís violencia no te ama... pedí ayuda. Denuncialo. 


"Fragmentos de un pianista violento" 
indaga sobre este tema desde un lenguaje poético y potente. 

VOLVEMOS EN 2013 TODOS LOS SÁBADOS, 
DESDE EL 2 DE FEBRERO, A LAS 21. 
FUNCIÓN Y DEBATE POSTERIOR. L@S ESPERAM@S.
Centro Cultural Caras y Caretas
Venezuela 330 - Reservas: 5354-6618

Natalia Hermoso -

Quiero comentarles que me pareció una pieza excelente, ya sea desde el texto, como la puesta y las interpretaciones.
Una vez más Fernando Alegre nos deleita con su profesionalismo; la obra emociona y atrapa, dura el tiempo justo para un tema tan fuerte y real.
Felicitaciones a todo el elenco!!
La recomiendo!


Opinión de Constanza Lidueña - Docente; Actriz

Cada tecla que comenzaba a sonar: un sobresalto mío.
Las energías tan opuestas de esas dos mujeres. Todo tan impecable y tan...terrible.
Esta obra voyeurística es imposible que no te modifique.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Crítica - Por Alberto Catena - En Cabal Digital



Fragmentos de un pianista violento. Drama de Darío Bonheur. Director: Fernando Alegre. Con Stella Matute y Alicia Naya. Música original: Sonia Kovalivker. Vestuario: Pedro Muñoz. Fotografía: Fernando Musante. Asistencia de dirección: Martín Althaparro. Sábados a las 21 horas en Caras y Caretas, Venezuela 330.
Por Alberto Catena
Fragmentos de un pianista violento es el intento de plasmar en una obra ese estigma social que es la violencia de género. El joven autor Darío Bonheur lo hace a través de un procedimiento simple peroingenioso: dos vecinas observan en forma permanente la conducta de un pianista, que somete a su mujer a una continua violencia simbólica y física. Ellas saben todo lo que ocurre en la proximidad de sus casas. A través de extraños recovecos o mecanismos alcanzan a ver lo que esas dos criaturas hacen. Y comentan esos sucesos entre ellas, de una forma tal que, por momentos, el espectador tiene la sensación de no estar con las dos mujeres sino con las personas cuyas vidas son contadas. La transmutación produce un extraño clima, al que el director y las actrices le sacan al comienzo un buen partido teatral. Pero, al poco tiempo se agota, quedando más la cáscara del recurso, muy basado en lo verbal, que una atractiva conflictividad. Y termina saturando un poco.
La obra, de todos modos, tiene su sustancia y nos pone frente a este flagelo despertándonos todo tipo de inquietudes. Luego, un debate organizado al final de cada función, deja un buen espacio para discutir  el tema. Uno de los puntos a los que la gente se refiere más es al epílogo, que queda como una suerte de conclusión abierta, no se sabe bien si por voluntad de suscitar en el espectador este trabajo de reconstrucción de la historia que hoy se le pide tan a menudo o porque tal vez cualquier salida demasiado taxativa podía llevar a empobrecer el análisis de un problema que siempre es complejo.
Como virtudes claras de la puesta, además de una buena dirección escénica y el trabajo de diseño musical, están las actuaciones de las dos protagonistas. Stella Matute, que en estos días acaba de ser nominada para el Premio Nuevas Miradas en la Televisión que otorga la Universidad de Quilmes –por su excelente trabajo como Carmen en la miniserie Memorias de una muchacha peronista-, vuelve a mostrar su reconocida calidad y convierte a un personaje que en el texto no tiene excesiva carnadura en una composición de alto nivel. La labor de Alicia Naya alcanza también muy buenas cotas de interpretación, aunque en su caso el papel  –por encarnarse de a ratos en la sufrida mujer del pianista- tiene más puntos de apoyo y nutrición en el libro.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Opinión de Roberto Ibañez - Actor

SÁBADOS EN 'CARAS Y CARETAS'...
No se las pierdan...
La noche del Sábado concurrí al Centro Cultural 'Caras y Caretas' para asistir a una propuesta teatral, 'Fragmentos de un pianista violento' de Darío Bonheur dirigida por Fernando Alegre.
Buena noche, texto duro bien elaborado, excelente puesta en escena y dos actuaciones potentes y mesuradas, Stella Matute, enseñorando la escena... ¡No para de crecer! y una Alicia Naya, precisa y emocionante. Dos actrices que me pasearon por un sinfín de emociones.
Recomiendo este espectáculo donde se debate el tema de la violencia de género a la altura de las circunstancias. ¡Gracias chicas!

domingo, 9 de diciembre de 2012

El diablo interno. Crítica de Daniel Gaguine. NU



EL DIABLO INTERNO
Por Daniel Gaguine 
 Oscuridad. De a poco, se va haciendo la luz. Dos mujeres ubicadas a ambos extremos de lo que sería el escenario hablan de ella y del pianista, una pareja a la que conocen. Son testigos y locutoras de las acciones de la pareja para luego transformarse en ese dúo donde el amor, la violencia y el ejercicio del poder, así como la culpa, forman un cóctel explosivo. Ellas serán el pianista y su esposa, con ese vínculo que los une pero sin dejar de lado que también conformarán a los testigos que miran y se sorprenden de lo que ocurre. 
En un ambiente despojado, con solo dos sillas romanas, Stella Matute y Alicia Naya llenan el escenario de palabras, sensaciones y conceptos para reflexionar. Con un par de binoculares, un pañuelo o una tina de agua, transcurrirán todos los personajes de una obra fuerte y necesaria. El clima de la puesta atrae y cambia de un momento a otro, gracias a una dirección exacta que enmarca el texto en un lugar justo para que a través de las excelentes actuaciones de las actrices se conforme una puesta de muy buen nivel, en la que no está exenta de análisis la cuestión social y cultural que podría llegar a avalar un contexto de violencia que va más allá del golpe y el insulto. Porque el “es un problema de ellos”, “es mejor no meterse”, “después se le pasa, si al fin y al cabo la ama” es la peor complicidad frente a la agresión.
Los personajes no tienen nombres. El pianista puede ser remisero, médico, abogado o verdulero. La profesión cambia pero no su condición de golpeador. Ella puede ser cualquier mujer, en esa situación de vulnerabilidad y violencia de género. Sólo tiene nombre la hija de la pareja: Irene.
El dibujo de los personajes aborda particularidades propias pero que abren la puerta a un debate fuerte respecto a las posiciones sostenidas por ambos, porque hay víctimas, victimarios y una sociedad cómplice desde la ignorancia, la inoperancia o la mala educación que se brinda desde la niñez.
“Fragmentos de un pianista violento” llama a la reflexión y pone el dedo en la llaga con respecto al papel de todos frente a la violencia de género. Después de ver la obra, se realiza un debate del que participan el director, las actrices y un especialista convocado para la ocasión.